Faltan tres meses para la celebración del Día de la Independencia, un 9 de julio que promete ser distinto para la vida patrimonial de la ciudad. Para esa fecha se proyecta la inauguración de la remodelada fachada de San Francisco. Los trabajos en el templo se reiniciaron gracias a la contribución de la Municipalidad capitalina, aportante del total de fondos que demanda la obra: $120 millones.
La primera etapa de la refacción está completa en la zona del campanario, que luce la pintura con los colores originales del siglo XIX. Queda el resto del frente. Rossana Chahla se había comprometido durante la campaña electoral a continuar solventando la obra, en el marco de una política de Estado orientada a preservar el patrimonio edilicio de la capital. Es así que la Intendencia acordó el plan de trabajo con la Comisión de Puesta en Valor de la iglesia.
El objetivo ahora es imprimirle velocidad al proyecto. Para ello la firma Línea Construcciones, adjudicataria de la obra, reperfilar los andamios con el fin de que más especialistas puedan trabajar al mismo tiempo. Se trata de una tarea minuciosa, delicada, que incluye arquitectos y escultores encargados de restaurar los capiteles, el escudo franciscano y la tradicional imagen de la Virgen emplazada en la fachada.
El lunes se realizó una reunión con todos los sectores involucrados en la recuperación de San Francisco. Cruzan los dedos en dos direcciones: para que el clima acompañe y no se estiren los plazos; y para que no aparezcan en la estructura obstáculos demasiado complejos. Preocupa una grieta que cruza el muro de sur a norte, y también el estado de las balaustradas, en las que deben actuar con paciencia, una por una.
Se trata de una fachada antigua, ya que data de 1890. “Esta intervención se realiza con el máximo respeto por lo existente. El uso de los materiales, las técnicas constructivas y la refacción de los elementos decorativos han sido resultado de una precisa investigación, realizada por un equipo de restauradores, arquitectos y escultores, sin descuidar la calificada mano de obra de la empresa que ejecuta los trabajos. El objetivo principal está centrado en conservar la autenticidad”, destaca la Comisión que se cargó al hombro la misión de recuperar el templo para los tucumanos.
El conjunto es Monumento Histórico Nacional (desde 1964 la iglesia y a partir de 1987 el convento) y también un Lugar Histórico Nacional (la manzana jesuítica). En 1994 la Intendencia lo declaró Bien de Interés Municipal.
Cuando se quiten los andamios el público se sorprenderá con la coloración de la fachada, que será idéntica a la que lucía San Francisco en su origen. Esto se determinó a partir de los estudios de pigmentación efectuados sobre el muro. El cambio de color efectuado durante el siglo XX -en fecha no precisada- se hizo sin respetar esos lineamientos.
Claro que la refacción del frente de la iglesia es sólo un paso, ya que el plan integral contempla avanzar con la recuperación de la volumetría externa y luego con la restauración del interior del templo. Esto incluye la zona del bellísimo claustro, uno de los secretos mejor guardados de la ciudad. No son trabajos sencillos ni baratos. En algunos sectores, como la sacristía, la situación es de extremo deterioro debido al estado del techo. Hay mucho por hacer en ese sentido.
“Cada etapa de intervención fue consolidando un proceso que continúa en el tiempo. Las decisiones adoptadas a lo largo de más de una década permiten que el patrimonio arquitectónico de la capital continúe presente -enfatiza la Comisión-. Así lo han asumido las autoridades municipales, que con firme decisión apoyan el esfuerzo de la comunidad”.